Para que no me olvides
Ya no estás más a mi lado corazón,
en el alma sólo tengo soledad
y si ya no puedo verte
porque Dios me hizo quererte
para hacerme sufrir más.
Siempre fuiste la razón de mi existir,
adorarte para mi fue religón
y en tus labios se encontraba
el amor que me brindaba
el calor de tu pasión.
Es la historia de un amor,
como no hay otro igual,
que me hizo comprender
todo el bien, todo el mal
que le dio luz a mi vida
apagándola después
ay que noche tan oscura
sin tu amor no viviré.
Cantado por Ana Gabriel
No me gustan demasiado las críticas cinematográficas. No es que no les haga caso, se lo hago, pero me limito a mirar las estrellas que les adjudican sin parar a leerme las engorrosas parrafadas que les dedican los señores críticos, que, como si fueran forenses, diseccionan el cuerpo como si no estuviese presente. Una obra de arte es, ante todo, emoción y su objeto es transmitirla. Lo consigue o no lo consigue, lo demás son monsergas. Habrá críticos que hagan esto, hablar de emociones, pero yo les mido a todos por el mismo rasero, y aunque sea injusto, ignoro su trabajo. Me dejo llevar por las estrellitas y por las intuiciones y me va bien (con importantes excepciónes. "La llave del mal" es una excepción honrosísima, por cierto)
El otro día me pillé "Para que no me olvides". Si yo fuese un crítico tendría bigote, fumaría constantemente y dedicaria de vez en cuando, torvas miradas de lujuria a las mozas de buen ver. Si yo fuera crítico diría: "Pelicula desigual con dos partes bien diferenciadas. La primera de ellas presagia una soporífera velada al son de una historia mil veces repetida en la historia del cine español, llena de situaciones y lenguajes muy alejados de la credibilidad. El protagonista tiene tantos síntomas de irremediable inexpresividad que le contagia la indiferencia al resto del reparto. Pero es desaparecer él y por arte de magia, aparece otra película, mucho más próxima, mucho más sensata, hilada y bella. Acompañada de una banda sonora escogida con acierto, la directora se encuentra consigo misma y da lo mejor de si, sorprendiendo gratamente. Espléndido el duelo interpretativo de las dos actrices que habían permanecido inéditas hasta ese instante, vigiladas por la indescriptible mirada de ese loco de pelo rojo que es Fernán Gomez, del que solo caben decir grandilocuencias. Es en resumen un interesante, aunque irregular producto, de la cada vez más decadente, industria patria". Si yo fuera crítico hubiera dicho muchas más cosas, desvelaría partes esenciales del argumento, releería satisfecho lo que hubiera escrito y volvería a mirar a mi alrededor a ver si pasaba por allí una de esas mozas de buen ver de las que ya he hablado antes. Encontraría una de pelo rizado y pechos sedosos y la devoraría con la mirada. Luego diría "Paco, ponme otra".
Lo que yo digo, tiene menos sentido o no. Aclara mucho menos, salvo si la has visto. Yo digo que la película comete errores que son demasiado frecuentes y de los que me gustaría hablar otro día. Digo que la película me emocionó. Que no hay nada más macabro que el dolor ni más enternecedor que el consuelo, ni más bonito que una sonrisa. Que me gustan los chicos buenos que asisten callados a las historias de las mujeres a las que aman. Que me angustia el olvido y que el mar tiene un secreto y por eso todos tratamos de perdernos en él, a ver si lo encontramos y nadie nos encuentra. Que lloraría si me reencontrase con Campos Verdes, Campos grises después de tanto tiempo de separación. Que me gustó la peli...