El centro del lago de la luna

Una pequeña Republica del desconcierto y la desazón.

sábado, febrero 25, 2006

Santas semanas

A lo mejor fue por llevar capirote por lo que creí ser mago y, desgraciadamente, me voy dando cuenta de que lo que de verdad soy es nazareno de la Cofradía del Perpetuo Error. A lo mejor voy un día y al mirarme a los ojos voy y encuentro charcos, pero también un poco de orgullo, aunque no sepa para que coño sirve tal cosa. Vale que más vacío, vale que menos gallardo, pero también un poco más yo y un poco menos nadie.

Los Reglamentos de la Orden vienen a decirte que:

1. Te tropezarás mil veces con la misma piedra

2. Para que flagelarte si puedes pensar

3. No importa cuantas veces lo cometas, siempre pensarás que no habrá una siguiente vez. Es por eso que en lugar de cofrades, nos suelen llamar gilipollas, porque de esa forma es más fácil entenderse

4. Después de la enésima siguiente harás un sano proposito para dejar de ser cofrade o gilipollas (al gusto) a lo que tus compañeros y compañeras (sin distinción de sexos) responderán con sonoras carcajadas

5. Fracasarás, cuadrando el más vicioso de los circulos. A la mañana siguiente al salir del portal, te pegaras una inmensa hostia. Te has tropezado con una piedra. O una roca. O una montaña. Es que soy miope y acabo confudiendo los tamaños.

Y claro, leyendo los pseudo mandamientos, como que no te dan muchas ganas de alistarte y es precisamente por eso por lo que aún resulta mucho más frustrante si cabe, tratar de encontrarle una respuesta lógica al hecho de que mes si y mes también, salgamos en perfecta comunión a procesionar por las calles de nuestras respectivas poblaciones. El caso es que, por mucho que haga memoria, nunca logro recordar el instante en el que, cuando mis tías me preguntaban que quería ser de mayor, yo les respondía sin dudarlo ni un momento, idiota.


Este texto pertenece a ese género que tanto practicamos los bitacoreros (se dirá así?) y que consiste en quejarse en medio de un lenguaje críptico que pocas cosas aclara. Este quiere decir que me cago en to, más o menos, perp también que mañana se me habrá pasado. O no. Lo mismo da. Procuro convencerme en los días pares de que no estoy legitimado para protestar, por lo que os pido que en lugar de hacerme caso (y es que ni siquiera se si cuando acabe esto le daré a publicar) paseis de mi, y me contéis que es que quereis ser cuando seais niños o expliqueis porque existen tantos tipos de tarta de queso y tan sutilmente diferentes

Sed felices, por aquello del efecto dominó y tal.

miércoles, febrero 22, 2006

Reflejos, que no mechas.






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Un sútil estremecimiento, una levísima luz que me adormece, un ritmo indefinible que nace en los latidos del mundo y se desvanece a las puertas de un paraiso de cartón piedra a donde van a pudrirse las almas de los que un día creyeron ser elefantes y buscaron un cementerio que no existía.




Y de que serviría decirlo así, quién coño te entendería si ni siquiera acabas de entenderlo tu. Al fin y al cabo ser poetista no es sino otra forma de ser cobarde, escondiéndote detrás de palabras que de lo único de lo que estan llenas es de Ecos que le piden a sus Narcisos que por favor vayan a recogerlas, que se sienten solas, que ya les vale. Se alaba de este y de aquel la valentía de verse reflejados en sus páginas espejos y tu niegas y preguntas donde está el riesgo si comprender es una quimera, si ni siquiera puedes conocer a nadie por sus miradas que mienten porque ni siquiera saben que es la verdad . Como explicarte como decirte.

Será la luz. Es la luz. Tiene que ser esa luz que no se atreve ni a ser día ni a ser noche, que igual te ofrece el sol que después te lo niega y que ahora es gris, limpía y sin un solo rasguño.

Tal vez un ronroneo, una caricia epidural que nace en lo profundo y pasa por las entrañas serradas, atraviesa la glotis con mimo y desemboca en una lengua que solo atina a decir: "No se". Es una sensación si, algo tierno que escuece, un poco blanda, un muy callada. El vientre abultado y oliendo a tierra mojada, descompuesta. Hermafrodita, solitario, insignificante, ingrávido, in-cualquiercosaqueimagines-. Como echar de menos algo que no estas seguro de recordar. Sentir cosquillas en el alma que hace tiempo te extirparon por prescripción médica. Como la angustia, sólo que sin tanta tragedia... y de fondo el terror a que no exista la palabra que te defina, a quedar condenado de por vida a la invisibilidad.



... pensaba el albañil sólo delante del espejo de un baño de un bar sin nombre y sin lugar. Se regaló una sonrisa triste y contuvo la respiración, uno, dos, tres, hasta que le surgió un estruendoso erupto que le hizo sentirse algo mejor. Tenía que volver al tajo. Esa noche jugaba el Atleti y quería acabar pronto.

martes, febrero 21, 2006

Otro final feliz (y hay un tercero)

Y fueron felices
Y comieron calabacines
Por que el era ovolactovegetariano
Y ella muy respetuosa