El centro del lago de la luna

Una pequeña Republica del desconcierto y la desazón.

miércoles, abril 18, 2007

Asténico

Sin irmás lejos hoy he mandado a tomar por culo al destino y me he convertido en pájaro.

La ventana abierta, un saltito, y ya está, volar no tiene tanto misterio. He surcado un mar de viento y me he cagado encima de la primera berlina que he comprobado que acababa de salir del lavado automático. He jugado a hacer remolinos en el aire y ya cansado de tanta libertad me he metido en la primera ventana abierta que he visto.

En una habitación pequeña una mujer y un hombre restriegan sus cuerpos desnudos y dicen en un extraño lenguaje, que si, que me gusta, que te quiero, todo entremezclado con indescifrables sonidos cuyo significado se me escapa. Al pronto me ven y saltan y gritan (ahora si en lenguaje comprensible). Ella me lanza unos calzoncillos mientras él me arroja unas bragas y yo entre gorgoritos escapo de sus improperios convertido en una menuda hormiga, valga la contradicción.

Que grande es el mundo, desde aqui abajo todos parecen elefanteeeeeeeees pienso, y me asaltan unas enormes ganas de trabajar, pero por suerte un rayito de lucidez me alumbra y donde antes era hormiga ahora soy cigarra y miro a las hormiguitas trabajar sin descanso y espero que llegue el invierno, venga a sacudir los hélitros, venga a que no descanse ni Dios. Pero falta mucho para las nieves en este año de bienes, y pienso y repienso y como soy cigarra (y mi marido mata) entre pensar, canto.... es la historia de un amor como no hay otro igual... y quiero ser enredadera lisa....que me hizo comprender todo el bien todo el mal....o gacela carnívora que acojone a los tigres de bengala.....que le dio luz a mi vida....pero también quiero ser cartapacio y escabel y que ella me adopte......

Al final dejo de cantar y decido que quiero ser bolso de Mary Poppyns.

Y vuelvo a volar. Por la mañana torturamos a la Supernany por impostora, por despiadada y por placer. Por la tarde asistimos a un concurrido salón de te y pedimos kebabs y hacemos burbujitas con la limonada, por la noche Mary Poppyns saca de mis entrañas un consolador gigantesco y yo decido transformarme en pinguino animado y salir de la habitación con graciosos andares

Cojo el buho (el pájaro, que no el autobus) y cansado de un día tan largo, me duermo entre sus plumas y el me deja en mi habitación y me tapa. Cuando despierto tengo el desagradable pálpito de que todo ha sido sueño y de que ni me he movido ni me moveré de allí un día más. Pero como si pienso que he desperdiciado otro fantástico día de primavera me pongo triste, me convierto en murciélago y me voy en busca de cuellos perfumados a dejarles chupetones para que al día siguiente, él pregunte por qué lleva pañuelo y ella no sepa que contestar.

Ahí queda eso