El centro del lago de la luna

Una pequeña Republica del desconcierto y la desazón.

miércoles, julio 20, 2005

7 menos 7

And the doors are open now
as the bells are ringing out
Cause the man of the hour
is taking his final bow
Goodbye for now.
Man of the hour. Pearl Jam



Parece una fotografía. La farola ilumina la agonía del gato y todo lo demás no existe. Es una luz blanca, una luz impía, luz miseria. El muchacho se acerca rodeado de una pandilla que ya no da gritos. A lo mejór un coche le ha golpeado de refilón, a lo mejor una bestia más o menos tan tan amorfa como ellos le ha dedicado una pedrada, a lo mejor un borracho le ha reventado las tripas de una patada. La luz no dice nada de eso, y le basta con enmarcar los ridiculos intentos del animal para ponerse en pie para tintinear alborozada. Una mancha de sangre sobre el asfalto, una mancha de sangre en el pelaje, los párpados medio cerrados, los movimientos suaves y temblorosos... la muerte está en calma.

El muchacho no va a acariciar un poco al gato, no va a moverle de alli para llevarlo a ese sitio que ninguno de los dos conoce, no va a acunarlo entre sus brazos para dejarlo a las puertas de un veterinario de guardia o de un enterrador insmne. El muchacho no se va a atrever a coger una piedra y reventarle el sufrimiento al pobre animal. El muchacho lo único que va a hacer va a ser levantarse de allí sin mirar atras, seguido o no por el resto de la pandilla, sin que nadie eche un vistazo a sus espaldas para convencerse de que el bicho ha muerto y para no sorprender como sus asustadas sombras huyen arrástrandose, lejos de aquella luz de mil demonios y de las risas de un instante.