El centro del lago de la luna

Una pequeña Republica del desconcierto y la desazón.

sábado, mayo 14, 2005

Nubas

No soy muy partidario de mostrarme directamente a traves de la tierra de nadie que es internet. Sin embargo leo a gente que lo hace. Vaya por ellos y un poco por mi.

Ayer abri por primera vez la puerta de mi teórica futura casa. Un recipiente vacío me recibió expectante. Se trata de un pequeño rinconcito reciéntemente construido provisto de una cocina pequeña, dos habitaciones pequeñas, dos baños pequeños y un pequeño salón. Todo ello tan vacío como se muestra mi imaginación para rellenarlo. Ikea se frota las manos esperando mi llegada burlándose de aquellas grandilocuentes frases que hace no tanto tiempo yo repartía por las calles " ¿No veis que Ikea explota a sus trabajoderes en sus factorias de India y Polonia?.¿ No comprendeis que ni tan siquiera les proporcionan mascarillas para cuando trabajan con acido sulfúrico?. Verguenza del puto capitalismo que fomentamos entre todos..-". Y un poco puto si que es. Allí donde tu le atacas el te espera pacientemente. Sabe que ya le llegará su turno y se rie un rato contigo y de ti. En fin. Ikea abre sus puertas y tiene plácidos orgasmos con cada visitante que devora. Todo sea por el aprovechamiento de los espacios, me consuelo a mi mismo.

Lo mejor de ha sido al posar mis mejillas contra la tarima flotante. Y no porque confundiera la terminológia técnica con una infantil esperanza de "flotar" en una tarima a modo de alfombra mágica y pasarme sobre sus lomos a visitar a Aladino, que le tengo muy abandonado. Me he tumbado en ese pequeño salón inmensamente vacío. El salón acaba en un mirador no tan pequeño, transparente, diáfano y un poco omnipotente. Desde allí abajo, tan cerca del suelo, he podido contemplar un poco de ciudad irreal y un mucho de cielo abrumador. Las nubes atraviesan mis ojos y el mundo pequeño que las ignora, sin reparar en nosotros. Creo que tienen la necesidad de emprender locas carreras para en un lugar cualquiera pararse a descansar exhaustas, rezumando sudor y lluvia. Ningún asomo de ruido a mi alrededor, solo una respiración tan hermosa como la persona que la engendra.

Me quedan, sin embargo, cierto miedos. A que el momento de habitarla sea demasiado lejano. A la responsabilidad de vestir la casa de sentimientos de tan desnuda que está la pobre. Se nos ofrece obscenamente, como un lienzo vacío y nos toca a nosotros ponerle magia o cansancio. Soy mago y parto con ventaja pero un poco de vértigo si que da. Demasiado cielo, quizás.

Y sin embargo a pesar del tono, estoy feliz. Si es que es ponerme a escribir y se me derrama el tono mustio...Sorry.

lunes, mayo 09, 2005

Derivada de x

Dicen que el tiempo constituye otra dimensión, que ni es la tercera, ni la quinta ni la séptima, ni siquiera es una dimensión par, sino la suya propia, la derivada de x.

El tiempo nunca transcurre de la misma forma y es una verdad como pocas (porque verdades existen las justas o pocas hemos descubierto) que no tienen nada que ver treinta segundos con treinta segundos, a lo mejor, no digo yo que no, son iguales para un reloj, pero no tienen nada que ver para unos ojos que sepan mirar.

Mientras que una hora puede ser interminable, una vida acaba siempre siendo un suspiro. Un gris empleado de un banco gris piensa que un día es eterno, porque todos los días son exactos. Un piloto de carreras considera un derroche un segundo. A un pintor que se precie, un rayo de sol sobre un membrillo le obsesiona de por vida.

Por eso, un rato al lado de Él o Ella (lo del sexo no tiene importancia mientras la E sea mayúscula) compensa el resto de tus días o al menos hasta aquel en el que parpadeas y tu vida se ha desintegrado, no porque hayas muerto, sino precisamente por haberle sobrevivido a esa E omnipotente.

Es por eso por lo que el tiempo no es ni la tercera, ni la quinta, ni la séptima, ni siquiera una dimensión par. Es por lo que el tiempo tiene una dimensión propia, algo tan lejano que habrá que llamarlo derivada de x (o raiz cuadrada que para mi cualquier concepto matemático resulta una quimera inasequible)

Anoche el tiempo se dobló sobre si mismo mostrándome dos páginas exactamente diferentes. En una me cuenta algo sobre la penumbra de un cine, dos manos tan brillantes como dos ojos, algo sobre una caricia desvergonzada, sobre una nota a la que sigue una nota que sigue a otra nota que habla de una muy buena canción, sobre una noche que tiene los mil seiscientos seis olores de una primavera recién cogida. Hay otra página que comienza diciendo "el violento desgarro del alma" y que me transporta a una soledad inabarcable, que sólo si la escribo parece desvaidamente acompañada.

Se que todo esto es dificl de entender y se resume, en que tu te vas y la E mayúscula se queda y se lleva los sabores y las esencias. Un hasta luego nunca sirve de nada.