El centro del lago de la luna

Una pequeña Republica del desconcierto y la desazón.

sábado, diciembre 03, 2005

Juego: Hoy me hago pasar por...

Es mi soledad sólo una imposibilidad del otro
Hace un tiempo que la vida y la muerte se me antojan lo mismo y no me apetece ninguna

La autora






"Apago la promesa de un último cigarro y al igual que el humo, se desvanecen mis recuerdos. Soplo, se esparce un polvo blanco por el aire y me condeden mil deseos. Ya no soy yo y lo agradezco. Logré apagar el botón que tantas veces se me resistió. Logré desvanecerme y convertirme en una mentira que pasea.

Salgo a la calle vacía de mi misma y por fin puedo soportarme. Tomo la buseta y me siento en un lugar cualquiera. Miro y soy mirada pero ya no me importa si son ignorantes o felices y ya no me odian por que les da igual lo que soy y sobre todo, lo que debo ser. Miro hacia la calle y respiro y saboreo el aire por primera vez desde hace mucho tiempo, quizás desde el Machu Pichu quizás desde... ya no me siento tan envejecida ni tan cansada, y las venas me dejan en paz y no claman cortes. Hoy no hay remordimientos de boca pastosa.

Afuera pasan los recuerdos de mi vida que ya no duelen. Y veo como Santiago sabe que el universo es el papel de un caramelo y por vez primera puedo darle la razón porque la tiene. Y veo a Manuela que me mira y me dice que todo está bien, que allí no se está tan mal y por fin la creo. Y veo a mi madre, manejando su carro y se que me quiere como soy y que no quiere que sea otra cosa. Y por último le veo a él. Ese Él de letras mayúsculas y pantalón de boxeo, que siempre regresa aunque yo ya no sea yo porque apagué un cigarro. Huele al camino que ya fue y yo que me empiezo a recordar no puedo evitar tomarlo por muy riesgoso que parezca.

Le digo al conductor que pare. Bajo y nos encontramos sin que ninguno de los dos hable o pida nada. Ya pasó el tiempod e las palabras. Nos refugiamos en los brazos del contrario hasta convertirnos en reflejos que se susurran consuelos. Me exprime y poco a poco me convierto en agua. Olvido la sangre, olvido al mundo, fluyo y dejo fluir. Me reconcilio conmigo misma y vuelvo a ser yo, lo que debo de ser porque lo soy. Ya no duele, aunque sea un hechizo o un duende que cuenta historias lo que me engaña".
Mil gracias a Bito, por currárselo y porque le pusiese el tres a la autora del diario que he tenido el honor de conocer.