El centro del lago de la luna

Una pequeña Republica del desconcierto y la desazón.

jueves, enero 11, 2007

Rememoranzas

Caminan las ancianas damas cogidas de la mano diciéndole la una a la otra.

No se si te has enterado, pero dicen que los leopardos son hombres con un gusto excesivo por el tanga amplio.

Pues eso no es nada. Al parecer los islandeses disléxicos se sienten como en casa cuando van a Disneylandia

Ríen como niñas remotas. Huelen a pestiños y a canela. Suenan a tiovivo y a organillo y en los ojos chispas y la boca tapada para contener las risas que sin embargo, se les escapan, hasta que no les queda ninguna. A la tarde de invierno ya le queda poca historia y apenas hay gente en un parque desabrido. Solo el viento levanta un poco la voz.

Nunca me sentí más sola que a su lado, susurra la una con los ojos en otro instante, más o menos, a un universo de distancia.

No concibo mayor tración que la del poeta que cambia el poema de destinataria le suelta la otra

Hasta que un hombre mayor les estropea las nostalgia preguntando sobre el origen de tan extrañas palabras.

Ya le han olvidado antes de terminar de decir a la par, Ramón nos las dijo un día . Y vuelven a reir como cuando eran mozas y aquel señor borracho les miraba los pechos firmes con ojos blandos y a ellas se les mezclaban las ganas y la vergüenza sin saber con cual quedarse.

lunes, enero 08, 2007

Tropiezos

Basado en hechos reales. Estos, en concreto, que por si a alguien no le funciona el enlace consiste en una pequeña anécdota por la que Steve Noseque a la sazón ultraarchimillonario, de las Vegas le dedicó tremendo sopapo a un Picasso de su propiedad que había adquirido por un huevo de millones de dolares, centavo más centavo menos. Esto es lo que sucedió en aquel despacho según el testimonio de uno de los asistentes, copiado palabra por palabra de su bitácora.







Aún no consigo explicarme por qué, pero el caso es que estaba allí yo, en el piso taitantos del nuevo Olimpo (con servicio de nectar y ambrosía en las habitaciones) rodeado de la gente cuyas palabras conmueven al mundo, obervando como le reían las gracias al jefe (siempre hay un Jefe) y como el Jefe disfrutaba con las risas de sus adeptos. No os creais, que yo, reía como el que más, pero mis sonidos tenían la importancia de susurros entre voces tan altas. Hasta que pasó aquello y todos se callaron.


Describir lo que vino a continuación es tarea digna de encomio que trataré de reproducir en la medida de mis posibilidades. A situaciones extremas reacciones insanas que decía el filósofo.

Estaba Steve haciendo las cosas que suele hacer Steve, emulando, con gran éxito entre la concurrencia, los aspavientos de un jugador de baseball, cuando en lo que echaba el brazo hacia atras golpeó el lienzo con el brazo, o como dicen en mi barrio, PLAS a tomar por culo el cuadro. Y no fue un plas cualquiera, sino la madre de todos los plases, algo así como un eructo cósmico, un zurriagazo colosal, un descomunal estallido. Luego vino el silencio claro. La mano de Steve había desvirgado en tol centro, el cuadro de Pablo. El silencio murió pronto cuando un tal Sam dijo algo así como, moskis little Peter o lo que es lo mismo, hostias Pedrín. Ni en mi barrio lo hubieran dicho mejor.

Luego vino lo de Frank, uno de esos gilipollas cuyo único talento estriba en ser servil hasta la nausea con los superiores y despiadado y ruin a manos llenas con los subordinados. A Frank, que tan bien empleaba su risa y que tan a tiempo celebraba las gracias del Gran Jefe, fue a cagarla en el momento más inoportuno vaya por Dios (viva el demonio) y a pesar de que la primera de las convulsiones pudiera confundirse con una excrecencia, la segunda y la tercera y el infinito restante, eran inconfundibles carcajadas. Según me han contado Frank, tras todo el mogollón, fue puesto de patitas en la calle al día siguiente y ahora al parecer es miembro de la secta de los Jorgianos, unos fantoches que condenan la risa a imagen y semejanza del bibliotecario cabrón del Nombre de la Rosa

Pero no fue todo. A Rita le sobrevino un ataque epileptico que no contribuyó a calmar las cosas ya que, a un panorama pictórico digno de Goya en sus años más truculentos, se unió el cinematográfico y la pobre parecía la niña del exorcista. Lois no puedo evitar miccionarse encima. Bernard recién salido de una cura de desintoxicación intento esnifarse una de las paredes y Pamela improvisaba complejos logaritmos sober las repercusiones en Bolsa de aquel percance.

Y luego Steve que unos veces gritaba, "ay my mother" y otras balbuceaba, "que no se me entere mi señora, please, que no se entere" pero cuando escuché a mis espaldas un grito bíblico, "Very very saint virgin" o lo que es lo mismo, "santísima virgen", supe que por una vez sus deseos no iban a ser atendidos

La esposa una hermosa manceba de ojos azules, inyectados en sangre por una vez, le comentó dulcemente"I crap in your very bitch mother and every thing is moving", o lo que es lo mismo, "me cago en tu madre, que muy santa no es y en todo lo que se menea". Y allá que se fue con las uñas en ristre apuntando al rostro del atribulado magnate

Y yo, yo pensé en la inmensa suerte que suponía tener el salón lleno de láminas de alegorías de Rubens. Lo cutres que me parecieron en su momento y lo mucho que las agradecía ahora. Salí sigilosamente de aquel maremagnum justo cuando llegaban los servicios de seguridad provistos de armas automáticas dispuestos a restablecer el orden en el Olimpo.

Regresé al mundo real sano y salvo y he jurado como propósito de año nuevo que jamás me volveré a mezclar en asuntos de dioses. Ya os contaré si lo consigo.