El centro del lago de la luna

Una pequeña Republica del desconcierto y la desazón.

jueves, abril 26, 2007

Hades





No siempre tengo voz. No puedo decir lo quiero decir todas las veces y a veces, aunque pueda, no quiero.


Hace tiempo me preguntaron que significa gobernar sin gobernar y por unas razones o por otras, es ahora cuando tocan las respuestas


Vivo en una Torre que, como si fuera un índice de piedra, señala un lago en el que todas las noches (casi todas) la luna, eterna, incandescente, zambulle su cuerpo desnudo en sus secretos y sale al rato, si cabe, más bella. Eso ya lo sabeis. Pero quizás no os dije que vivo en un mundo sin límites. Un mundo en el que el Norte es inalcanzable y el sur incomprensible. Al Este está el infierno y a mi me fue dado su gobierno sin que haya gobernado nunca.... Del Oeste hablaré otro día.


Nunca entenderé del todo por qué siempre pintan el infierno envuelto en llamas, con tanto dolor y tanto llanto, si para eso yo nos toca vivir lo que vivimos cuando de vida se habla. La muerte siempre es cosa de menos trajín y el infierno viene a ser el lugar donde el cielo no toca la tierra o donde la tierra nada sabe del cielo. Pero sin dramas. Más o menos como cualquier pueblo, ciudad, o aldea habitada de humanos animales que no tenga aeropuerto. El cielo por cierto no se por donde cae, pero seguro que es ponerse a andar y alcanzarlo


Físicamente es una pradera gigantesca en la que se esparcen pequeñas casitas que en realidad, no pasan de ser dos o tres maderos atados con cuerdas y que ocultan más que guarecen a los habitantes de mi reino maldito, cuyo gentilicio aún no ha sido fijado con precisión. Descartado "demonios" por su caracter racista, llamémosnos infernarios, fueguinos, hadeseños, luciferinos, carontianos, plutenses, bilbilitanos. Y no, para llegar aquí y aquí quedarse, no es tan sencillo como portarse bien o portarse mal, sino que depende de haber odiado profundamenteo o haber querido demasiado. Aqui estan los que estallaron de rabia, los que murieron de amor. Y necesitan de otra vida que les calme la anterior y les permita olvidarse de lo que fueron y de lo que amaron y de lo que detestaron, para así empezar de nuevo o sencillamente poder empezar por vez primera. Se dan gigantescos paseos que nunca conducen a Ítaca. No sienten hambre, ni sed, no saben lo que es el frío y el pálido sol que les acompaña no sirve para dar calor. Viven bajo un cielo sin nubes en una tierra sin montañas. No detestan, no desean, no compadecen, no enferman. Nunca les vi sonrisa o lágrima y tampoco creo que hayan vivido una erección o se les haya puesto la piel de gallina. Nada poseen, ni siquiera esos chamizos. Cuando regresan y ven ocupado el que construyeron anoche, continuan caminando hasta que encuentran otro, sin importarles cuantas veces el sol estuvo a punto de ponerse o la noche cerca de deslumbrar. Su paso es constante y firme. Apenas hablan. A la gente que es así ninguna ley les asusta pero tampoco tienen razones para contravenirlas. NO hay recompensas ni castigos. Solo minutos.

Ellos, dejan caminar los dias sin ningún propósito aparente, pasean, se sientan, hacen como si durmieran y vuelven a empezar. Un día tras otro. Se asoman a las pequeñas charcas que se reparten aqui y allá por todo y pueden pasarse allí las horas muertas (valga la redundancia), mirando sin ver alos charcos de oscuros ojos. Y desde lejos les contemplo. Y siento lástima por ellos, aunque quizás no debería. Por eso tengo la impresión de que esos remansos de agua no son la casualidad de un aguacero o el capricho de un río que toma otro camino. Es más sencillo pensar que es el lugar en el que poco a poco van ahogando los recuerdos de cuando estaban vivos y eran alguien. Un lugar sin fondo y también sin memoria. Un espacio líquido, porque los recuerdos más tarde o más temprano hacen llorar. Tal vez en otro sitio puendan permitirse el lujo de ser solo agua, pero aquí nada eso solo una cosa, nada puede saber cuantas cosas es. En varias ocasiones pude ver a alguno de estos desgraciados, correr y zambullirse, sin un grito, sin que salpique ninguna gota, sin mirar atrás. Les esperé mucho tiempo pero nunca regresaron para contarme lo que hay al otro lado del espejo o que les contó Alicia.


¿Comprendeis ahora por qué gobierno sin necesidad de gobernar?. No hay mandamientos, las zarzas no arden, los cetros no brillan y la justicia ni se la ve ni se la espera Las palabras que obligan fueron dichas hace mucho tiempo y si alguien protestó ayer, hoy nadie lo recuerda. El infierno es un mundo sin razones o al menos sin nadie a quien poder preguntarselas. Como la vida pero tras la muerte.


LLega la tarde y aunque ellos no sienten el frío, yo si que me acurruco sobre mi capa gastada y emprendo el retorno con los andares cada vez más cansados. Agradezco el abrazo del fuego y leo un rato hasta que la mirada se me pierde con el pensamiento y ya no puedo recordar nada más para contaroslo.

7 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Se agradece entre tantos relatos de ficción uno documental y que cuente cosas ciertas como el qua publicas hoy. Lástima que entre tantos datos importantes no puedas facilitarnos por dónde cae el cielo. Esperamos en ascuas post sobre el oeste.

3:38 p. m.  
Blogger Zebedeo ha dicho...

¡Infiernos!, vaya post. Los que vivimos en el oeste sólo teníamos referencia del resto por oídas. Pero no tiene mala pinta. ¿Hay alguna agencia de viaje que tenga una oferta para esos territorios? :)

8:05 p. m.  
Blogger cieloazzul ha dicho...

Oiga Mago...
y como se le hace entonces para ser ciudadano de su terruño?
Yo quiero...
si...
Me llevo éste decreto..:
Nunca entenderé del todo por qué siempre pintan el infierno envuelto en llamas, con tanto dolor y tanto llanto, si para eso yo nos toca vivir lo que vivimos cuando de vida se habla. La muerte siempre es cosa de menos trajín y el infierno viene a ser el lugar donde el cielo no toca la tierra o donde la tierra nada sabe del cielo. Pero sin dramas. Más o menos como cualquier pueblo, ciudad, o aldea habitada de humanos animales que no tenga aeropuerto. El cielo por cierto no se por donde cae, pero seguro que es ponerse a andar y alcanzarlo

Mis besos!!!

2:55 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

A mí me dio mucho más miedo este infierno tuyo. Lleno de charcos y de silencio, donde nadie siente nada, donde no existen las lágrimas ni tampoco las sonrisas, donde gobierna un tiempo muerto que se va tragando los recuerdos...

Tiene que ser duro gobernar un reino como el tuyo. Aunque la luna se bañe desnuda todas las noches en el lago...

1:30 p. m.  
Blogger el mono azul ha dicho...

¿Es un mundo sin emociones ni sensaciones? No se llora, ni se rie y además un mundo donde uno olvida quien fué.

Tienes mucho mérito de gobernar un mundo tal.
Besos

2:04 a. m.  
Blogger Eulalia ha dicho...

Eres implacable, Mago.

¿Por qué?

Un beso.

10:39 a. m.  
Blogger sergisonic ha dicho...

cuántos infiernos en el mundo, cuántos mundos en el infierno.

saludos sónicos, mago.
usted sí que sabe.

7:06 p. m.  

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