Mumtaz
Powered by Castpost
En la pared de mi habitación hay un enorme calendario. Justo en el mes de Abril, se encuentra el Taj Mahal enorme y lejano, hermosísimo. Lo miro cuando me alcanza el sueño, apago la luz pero se queda en mis retinas, se refugia en mis recuerdos. El Taj Mahal solo es memoria y yo ahora, solo soy sueño.
Estoy allí. No se como, pero estoy allí. El agua del estanque que lo subraya refresca mis pies, el aire que lo lleva mesando desde hace siglos es el que desordena mis cabellos. El horizonte huele a especias y mis ojos se humedecen y se niegan a parar de llorar. Camino a su encuentro sin que nadie me detenga pues no hay nadie para hacerlo. Envuelto en brumas me aguarda y me susurra. No tengas prisa, no se como irme.
Alcanzo su entrada, acaricio sus frisos y dibujo con los dedos sus versos coránicos, esos que los hombres secuestran para ensalzar sus desmanes. Imagino voces que llaman a los rezos, imagino miles de turistas que guardan silencio. Las puertas se abren y me ceden el paso. Como explicarlo si todo está envuelto en brumas, si todo es neblina que no te deja tocar ni hacer fotos, pero que si te permite ahogarte un poco y morir otro tanto mientras caminas por inercia. Al final está el premio, el lecho de los amantes que se dicen muertos solo para no tener que rendirle cuentas a nadie. Les sorprendo en sus juegos, les intuyo sus desnudeces, pero se que sería una blasfemia interrumpirles así que me escondo detrás de unas columnas y espío sus risas y sus murmullos y cuando me alcanzan sus jadeos pienso que es hora de regresar y me voy por donde había venido. Al fondo está el olvido y más allá otra vez el estanque y justo cuando regreso a la luz no me extraña que el mundo me envuelva y me arrebate el sueño y me condene a despertarme.
Abro los ojos. Miles de turistas le hacen fotos al Taj Mahal por el que acabo de salir. Delante de mí hay un estanque. Más allá un edificio y en su centro una ventana. Detrás del cristal hay una vieja cama de forja y en el medio de la cama. El hombre duerme.
Alcanzó a cerrar otra vez los párpados,
aunque ahora sabía que no iba a despertarse,
que estaba despierto,
que el sueño maravilloso había sido el otro,
absurdo como todos los sueños
Julio Cortazar. La noche boca arriba
10 comentarios:
Bonito sueña el hombre que duerme.
me encanto aqui.. maravilloso.. volvere.
Envidio tus sueños. De los míos se podrían hacer buenas películas de terror.
Quizás por eso busco sueños como el tuyo cuando estoy despierta.
Ya no existen historias de amor como la de Shah y Mumtaz.
Bonito sueño, zifnab.
(Pásate otra vez por mi blog, te he traducido lo que han dicho todos) Gracias. un beso.
Eso es soñar, realmente soñar sin necesidad de dormir.
Y a mi me gusta soñar con éstos sueños como los suyos señor Mago, aunque confieso, que también sueño a menudo, que un hombre enamorado de mis artes, me hace una casita como esa para cuando nuestros encuentros furtivos...con todo y su riachuelo:s
besos:)
Bello el estracto de Cortázar.
Bello el viaje que ha hecho tu alma mientras vos dormías.
Besos y sueños.
Con tu sueño me he trasladado al Taj Mahal. Magia en los sueños. Besos
ese sueño sería perfecto si además pudiera cenar un kebap sin cebolla.
sueña, que algo queda.
besos.
viajar a las entrañas de un almanaque detenido en el tiempo. Salir y volver a entrar..entre sueños y ensueños
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio