Primicias de las noches perpetuas
El Edificio de al lado del Windsor asiste alborozado todas las mañanas al espectáculo de la decadencia de su vecino y ya no le queda nada para poder mirarle por encima de la azotea y sentirse por primera vez desde hace mucho tiempo, tranquilo.
El Edificio de al lado del Windsor, nació como cualquiera, bebé en cualquier caso. Fue cimientos y tenía miedo de todo lo que le rodeaba. Le espantaba el sol y la luna, el ruido de los coches, el alboroto de las máquinas. Fue niño y era andamios y hormigón y reía como todos los hemos hecho cuando los obreros, paleta en ristre, le hacían cosquillas en su piel desnuda y le mojaban los pies. Fue adolescente desde el mismo día en que el último revestimiento de acero le fue colocado, desde el día en que descubrió su sexualidad por la caricia del aire acondicionado y el roce de un ascensor que sube y que baja, desde el instante en el que tuvo dudas y no encontró respuestas. Y fue maduro cuando se afianzó en si mismo, cuando se sintió orgulloso de lo que hacía, de las empresas de rompe y rasga que se pretendían sus estancias (y con que mimo cuidaba a sus inquilos, y que devoción en la eficiencia de los consumos y como se sobrecogía cuando algo se salía del plan establecido y fallaba por unos minutos), cuando aspiró a más, tal vez a ser dos pisos a más alto, tal vez a ascensores revestidos de madera con ascensorista incorporado, a multinaciones afamadas en los siete mares. Era feliz y empezaron a construir el Windsor. Su esperanza y su locura.
El Windsor comenzo siendo su pupilo, luego su confidente de las nochas más largas y luego el miserable que le hizo sombra. El día en que un obrero puso el ladrillo que situaba al Windsor por encima, al edificio se le ensombreció el alma y nunca más volvió a ver la luz. Tenía cuerpo de acero, pero aspiraba a un alma humana, era de esperar. Luego vino todo lo demás. Las grandes empresas se trasladaron a su vecino (más alto, más largo, más fuerte) y con él se quedaron aseguradoras de medio pelo y vedeles trasnochados. Ya no quedaban conversaciones de insomnio., ahora durante las noches los oidos avezados solo podían escuchar el ruido de el Edificio rumiando su odio hasta convertirlo en una masa compacta imposible de tragar. Se sucedían los apagones en el interior del Edificio y los electricistas no encontraban explicaciones.
Una noche ya no pudo más y todo explotó. Experto en redes electricas y sistemas de seguridad, meticuloso como en los viejos tiempos, el Edificio se ocupó de todo y no cometió errores. A la luz de la inmensa pira, el Edificio encontró sosiego y calor. Ahora espera el día en que aquel ladrillo maldito vuelva al sitio de donde vino y que nadie más le perturbe.
Como el humano que pretende ser, se equivoca.
9 comentarios:
Vaya, de una forma así la noticia de cualquier otro incendio se espera con impaciencia.
Ole, ole y ole.
Interesante teoria, doblemente culpable: de la falta y de querer faltar a su identidad pareciendose a quien no merece ser modelo
Visto así realmente me parece un poco justificado el incendio, después de todo entiendo el dolor de un edificio a quien le han quitado el sol y hasta la identidad...
Me gusta esta teoría tuya ;)
"Tenía cuerpo de acero, pero aspiraba a un alma humana, era de esperar."
Qué bonito. Me ha recordado a Sueños de Robot, a Orwell, a Blade Runner (y los androides que sueñan con ovejas eléctricas;), a HAL.
Y al Mago de Oz y su hombre de hojalata, que quiere un corazón.
Un post precioso.
Tripas quemadas y esqueleto...
Muy bueno, si señor.
El alma de los edificios sin alma...una imagen muy imaginativa!
respecto a tu pregunta: pues no te voy a dejar intrigado.ahora es cuando deberia decir que mio o q lo encontré en un pequeño mercadillo de pueblo pesquero...pero no. mucho más...real. lo encontré en internet, he vulnerado los derechos de autor¿? y el enlace es
http://www.art-arte.com/
gracias por el comentario... es reconfortante. me ha hecho gracia lo de poeta maldito...
también tu se feliz, yo lo intento.
"Fue adolescente...desde el momento que tuvo dudas y no encontró respuestas" .Si señor! Me ha encantado. Lástima que no se aclaren las motivaciones de sus "cómplices humanos" en la fechoría...o debería decir fratricidio??
Rast
Cuando el edificio adquirió conciencia fue consciente de que ya no era el mejor, ni el más alto, ni el más joven, ni el más moderno, ni el más......
Una vez despajado el Azca con una torre menos, se prepara para hacer que la Torre de Picasso, blanca como sus palomas de la paz, quede reducida a cenizas. El siguiente paso es la Torre de Europa, y así hasta que sólo quede el Corte Inglés...
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