De cielos y otras minucias

Estaba tumbado sobre un cesped y mirando al cielo me asaltó una certeza. Las certezas llegan y no dan explicaciones luego se van y nos dejan un hueco. La mía aún no se ha ido, aún aguanta.

El cielo se creo y desde entonces sigue igual. Esa es mi certeza. Son las mismas nubes las que hay y son las mismas nubes las que habrá. No hay más vientos que el que un día sentimos y si otro día no lo sentimos encontrándonos en el mismo sitio, es porque aunque no nos demos cuenta somos nosotros los que nos hemos movido. Cuando las nubes emprenden locas carreras somos nosotros los locos que corren y ellas nos miran sin comprender porque nos damos tanta prisa. Vivimos sobre una balsa gigantesca que flota a la deriva en un mar de fuego y agua. Sin saberlo somos emigrantes de nosotros mismos y cuando nos demos cuenta, si los gobiernos no se enteran antes, podremos seguir viajando sin pasaporte, visado o fronteras que valgan.

De verdad creedme. Es mi certeza. No me meto en discusiones teológicas. No se si el cielo lo tejió la hija menor del Soberano de los Cielos o fue Dios el que dijo "haya un firmamento entre las aguas que separe las unas de las otras". El caso es que siempre que cae chirimiri en Lyon una tormenta de arena asola un pequeño pueblo somalí llamado Seekape. Justo ese día tened por seguro que miles de estrellas bañarán Monfragüe y que si en Kyoto alguien me imita y se tumba para mirar el cielo, verá dos nubes gemelas con forma de dragón. No ha existido más que un huracán durante todos estos tiempos. Ni Mitch ni Gilbert ni santas pascuas, que siempre ha sido el mismo y de sobra lo saben, unas veces más eufórico, y otras más recatado. Se llama Adán y cae en frecuentes periodos de depresión porque la mayor parte del tiempo su furia sólo embellece al mar. Eso sí, cuando en Ankara caen chuzos de punta, Dorothy se prepara para regresar a Oz, pues Adan loco de contento está revoloteando por Kansas. Es cierto. Palabra.

Los meteorólogos nos cuentan milongas cuando hablan de "una borrasca formándose sobre las islas Británicas amenaza con visitar el noroeste de la península ibérica". Una mierda para ellos, a otros con sus pantomimas y sus isobaras, unos charlatanes es lo que son que creen que somos tontos y se lucran den nuestra ignorancia. No hay nada que se forme pues ya está hecho y nada puede acabar con ello porque no recordamos el principio. Las nubes no se crean ni se destruyen. Son. Si no, nos sería imposible alcanzar las estrellas pues corren mucho y si siempre estan moviéndose ¿como podríamos llegar hasta ellas?. Ni la hija pequeha del Soberano del Cielo ni Dios pueden ser tan tontos. Somos nosotros los que nos movemos y las estrellas las que nos aguardan. De verdad. Creedme.