Penumbras

Aunque pudiera parecerlo, nada de esto es real
El viento agita las viejas piedras y solo escucho el aullido del fuego

Zifnab

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Duermo. Y un mundo se desenvuelve. Un mundo ajeno a mi voluntad, distinto de mis deseos.

Sería difícil explicarlo. No es un mundo de hadas aunque las haya y acostumbren a flotar desnudas

No lo se. Es un mundo en el que hay personas que se echan unas risas de cebada. Y huele y suena como una chimenea, de las de piedra, de las cálidas. En un mismo espacio conviven dunas y praderas sin que movimientos ecologistas pongan el grito en el cielo. Un mundo así con muchas más cosas, pero difícil de contar, de transmitir.

Cada vez que despierto, yo, triste genocida de pacotilla, destruyo un mundo, y mi castigo es echarme de bruces ante otro más vacío y mas hueco. Un no mundo. Una mierda. La hiriente voz de un pelagatos me desangra desde la radio. Salvo que hoy no. Hoy me doy la vuelta. Y me duermo.

Y un mundo se desenvuelve. Ajeno a mi voluntad. Distinto de mis deseos.