El centro del lago de la luna

Una pequeña Republica del desconcierto y la desazón.

jueves, julio 20, 2006

Trilogía del bicho: Episodio !

Cuando era pequeñito, minúsculo podríamos decir dada mi pereza para eso de crecer, me encantaban los bichos. Jugaba con las hormigas, recogía las polillas, mesaba los cabellos de las cucarachas y trataba en vano de atrapar saltamontes por los páramos. Le cantaba nanas a las arañas (incluso a las que hablan y dan la murga), lloraba la muerte de las moscas, salvaba la vida de los mosquitos con ojos tiernos... Un día hurgando en la arena (actividad predilecta de niños menores de 5 años) encontré un enternecedor bichito que nunca había visto antes. Lo cogí con mis manitas y fui a mostrarle mi hazaña a mi papá que estaba hablando con mi tío un poco olvidados de mí. “Papá, papá, mira que bichito he cogido” dije con voz adorable a lo que mi papá respondió con un no menos cariñoso “calla niño que estoy hablando”. Terco como una mula (cualidad que el tiempo no me ha desgastado ni un poco) insistí en mostrarle mi hazaña. A la cuarta o a la quinta mi padre consintió en hacerme caso. Aún recuerdo sus ojos inyectados en sangre.

Al grito de "tira eso gilipollas" mi padre me invitaba cariñosamente a desprenderme de mi amiguito. Resulta que lo que había cogido yo con tanto cariño era un escorpión que había tenido el detalle de no picarme. El hecho de que estuviera muerto creo que influyó un poco en su decisión. Después de aquello mi historia de amor con los insectos se rompió abruptamente. Una amiga dice que si le tenemos miedo a los insectos es porque estos tiempo ha dominaron la tierra y nos ha quedado un regustillo de rencor hacia sus inofensivos descendientes. Como no toma sustancias psicotrópicas le doy la razón. Por eso y porque no se me ocurre otra cosa.

Sin embargo yo tengo un amigo que se llama Toribio. Toribio es un mosquito que me visita puntualmente todas las noches… (continuará)

En el próximo episodio:

Toribio nos relatará de viva voz su corta pero intensa experiencia vital y su relación con el señor que se esconde detrás del mago Zifnab. Se aventuran impactantes revelaciones

9 comentarios:

Blogger Eulalia ha dicho...

Vaya!
Menos mal, ya tenemos a Toribio. No te apresures, Mago, pero haz el favor de ser constante: nada como un buen culebrón para soportar estos calores.
El tuyo promete.

9:59 a. m.  
Blogger Isthar ha dicho...

A mi no se me ha pasado del todo esa fase de amor por los bichos. Aunque reconozco que no todos son santos de mi devoción, siento una irremediable fascinación por las arañas (de todo tipo), me gustan las moscas menos cuando se ponen muy plastas, las abejas también, aunque de sus amigos los tábanos no guardo tan buenos recuerdos. Me encantan los escorpiones, lagartijas, escarabajos. De las cucarachas no hablo también pero porque no hemos hecho migas.

Y de los mosquitos, nada que decir en su contra. Tengo la suerte de que me visite uno al año que después de probarme, advierte al resto que la cosecha esta fue buena pero de piel demasiado resistente, que mejor ir a por el vecino de al lado que duerme placidamente en su ignorancia.

Vamos que Toribio y yo seguro que nos llevamos bien :)

Esperaré a ver que nos cuenta ;)

1:50 p. m.  
Blogger Montse ha dicho...

Deseando que Toribio nos cuente.
Un beso caluroso.

1:57 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

De las polillas mejor no hablar...

Pero siento predilección por los camaleones. De pequeña me pasaba horas observando sus ojos estrábicos y me fascinaba esa lentitud con la que se movían. Ahora ya casi no quedan... algo de lo que, seguramente, Toribio se alegra enormemente.

Besos.

4:51 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Me ha encantado :D espero el siguiente capitulo :D
Soy de Tabasco y aqui hay muchos mosquitos :P montones.

5:27 p. m.  
Blogger Eulalia ha dicho...

Por favor, no nombréis en vuestros comentarios esas cosas negras con patas que se arrastran por el suelo a velocidad de vértigo y que no son hormigas: poned c y puntos suspensivos o eliminadlas.
Tengo fobia.

5:35 p. m.  
Blogger Larha ha dicho...

Nunca me pican los mosquitos ni demás bichos, creo que genéticamente saben que les puedo hacer estallar los tímpanos de un solo chasquido, no sé.

Bonito detalle del escorpión de cuerpo presente en no picarte, bonito :-)

A Toribio me lo imagino gordito, mucho, bonachón y de lento volar.

Cuenta pronto.

7:25 p. m.  
Blogger Chan ta ta chan ha dicho...

XD XD XD me descojono!!! gran historia donde las haya. Le diré que en aquella lejana tierna infancia entre mis aficiones varias estaba la de atrapar lagartijas, salamandras y todo bicho de cola reptante (pero con patas, eh?)

Ahora me toca convivir con mi ecosistema, las babosas, las hormigas y las arañas. Qué gran compañía.

hala!!

8:56 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Looks nice! Awesome content. Good job guys.
»

5:37 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio