Para oir mientras se lee
Powered by Castpost
Voy conduciendo en uno de esos días que del sol, ni la sombra y en que, como el campo no tiene muy claro si prefiere ser verde o estar triste, se reparte por ambas facetas equitativamente. Nada asombroso podría pensarse que ocurriese. Hasta que ocurre.
La Enorme Nube que hace apenas un instante corría desbocada por el cielo, se detiene, hace una reverencia, sonrie, hincha los carrillos y suelta una, dos, diez notas, una, dos, las diez sílabas de una palabra que forma parte de una frase que bastaría entenderla (lástima de oidos), para ser inmediatamente felices, ahí es nada.
Y no esta sola. Prestas en su ayuda acuden Una, Dos, Tres, Cuatro y Seis nimbos (Cinco, espíritu inquieto, esta en un lejano desierto, de misión humanitaria) y rodean a la Nube Enorme y silban, con timidez y con acierto, y pronuncian incoherencias que sin embargo tienen sentido. El mundo se estremece y el ritmo apenas ha dado comienzo.
Otra nube de natural cenizo, de carácter gruñón, poco dada a las efusiones y de aviesas intenciones y aspectos, sonríe. No puede acordarse cuando fue la primera risa incluso duda de que haya habido alguna otra, pero no puede resistirse a contribuir y contribuye. Deslumbra al mundo con gigantescos rayos que chocan contra las chapas metálicas de una obra cercana. Parecen patillos, pero yo se que no lo son.
Los patos demoran su éxodo. No todos los días hay función o asombro, así que sacan las pequeñas trompetas que guardan de contrabando entre el plumaje y pulsan delicadamente las valvulas con la punta de sus alas, hasta que se les mete el vértigo en el cuerpo y se les escapa el sudor y se miran y se sonríen y tocan, tocan, tocan, porque en eso momento no podrían ni sabrían hacer ninguna otra cosa. A veces pasa.
Y no estan solos, que el mundo se contagia. Millones de estorninos de todo el mundo buscan pareja entre la multitud para bailar a ritmo de fox trot enloquecido, arrimando pechuga, restregando genitales, arriba y abajo, todos a la vez y el cielo loco, y con él mis ojos que ya no caben.
Los hordas de los sobrenatural no son menos y cientos de querubines que ya casi son ángeles, que son greñudos y morenos y gastan pelusilla sobre los labios y no saben de imágenes sacras, apuran sus últimas horas de soprano (algún que otro gallo se les escapa) y suspendidos en el aire y sorprendidos de la locura, cantan notas sin sentido que les hacen reir y desprenderse del miedo. No es fácil tener adolescencia y no tener sexo.
Y el mundo entero convulsionado. Las briznas de hierba que esparcen rumores de que si esto sucede es porque Él está dormido. Los postes de la luz que saltan todos al compas para evitar electrocutarse con los cables. Las señales de tráfico que se inclian burlonas a mi paso. Las piedras de una muralla lanzándose contra la muralla vecina a ver quién derriba antes a quien. Todo es música y nada es yo.
Y llega la calma. El Mundo Entero pendiente de las últimas notas que la Enorme Nube promete oferecr. En el silencio del cielo, si cabe impacta más verla, poniendo la lluvia en cada momento, mirándonos a todos sin vernos. Genial, inmenso, todos aplaudem, chillan los estorninos y las flores que el invierno respeta. El viento juega con las hojas caidas, las derrama por el cielo como si fuera confeti o fuegos artificiales o heramientas de fiesta. Todo, todos, vuelve, vuelven a ser explosión. Los Nimbos que revolotean y se acuerdan de su hermano solidario y lloran. Los patos que gritan que siempre les quedará África, los destellos del cielo, los embates del viento, los espamos de la hierba, el corro de la luz, la guerra de las piedras. Todo es música y diferencia. Ay de aquel que no sepa morir en una canción, parecen decir.
Y poco a poco se despiden y se juran que volverán quien sabe si cada año quién sabe si cuando surja, que el tiempo siempre es cosa distinta según sea quién lo mida. Y ahí me quedo yo, conduciendo un coche rojo en medio de un mundo nublado, preocupado por la locura o más aún por si lo que vi, pasó. Llego a mi casa y aún no se la respuesta, aunque me la imagine.
20 comentarios:
Valgame Dios...
que relato mas increible...
me ha qutado el ceño fruncido y me ha dejado con un cantito en el alma...
que maravilla Señor!!!!!!
ahora entiendo pq le dicen
" Mago"...
mis Respetos...
Besos.
Buen texto,mejor la mùsica
Plas, plas, plas... genial señor zifnab, genial.
¿de quién es esa canción?.
Es la fanfare de la vie de la banda sonora del documental Génesis
Sed felices
Hermoso, pletórico de poesía.
Caray... lo confieso...
es la quinta vez que vengo a leer ésta maravilla y es la quinta vez que me sigue refacinando más y más...
De lo mejor que he leido en mucho tiempo!!!
de verdad!
Besos...
Yo también me lluevo en aplausos.
Esto no puede ser sólamente magia.
Este debe ser uno de los hechizos de primera, pero ¿para quién?
En serio, me ha gustado mucho, has sacado el color de un día gris y además (por mi parte) ha existido una sincronía perfecta entre texto y música.
Seguro que eres feliz
Indescriptible la ola de sensaciones que trasmiten tus letras.
Indescriptible.
Bravo!
Como siempre sorprendente.
Vaya espectaculo tu tormenta.
Siempre quise ver a los estorninos bailando el fox trot, en serio. y ahora que sé que no es leyenda, con más ganas vehementes quiero.
Oiga, preciosa su estampa.
Un beso.
Gracias por tu hechizo y la magia de tu texto. Espero que pronto me hagan efecto. Besos.
Lluvia de aplausos!
me encantan las nubes... y tu relato
Que bueno por Dios!! sin duda solo lo puedes ver tu, y fue cierto y pasó, pero solo tus ojos lo vieron.
Un abrazo
Jaja ¿Sabes que ha sido lo magnífico? No sólo el extraordinario escrito de palabras acertadas, sino la sincronización con la música, pues realmente, sólo explicas lo que evoca!!
Eres el mejor!!
¿Puedo ser tu fans nº1???:P
y quiero salir a la calle, mojarme sentada en cualquier parte con la lluvia y observarla...
Luego te comento en lo que me quedé pensando después de leerlo. Por ahora te cuento que acabo de regresar a casa y ya mismo me pongo al frente de tu encargo, no te lo garantizo pero intentaré conseguirla. Un beso
tiene huevos...
escribe usted lo que siempre he querido escribir, dice las palabras que yo he querido usar. solo le falta no usar mayúsculas para ser un reflejo de lo que quiero escribir.
mis más sinceras envidias.
mi más sincera admiración.
no voy a ser feliz si sé que usted existe y escribe sin cobrarnos nada.
salud.
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio